Editor’s Note: This story was written in Spanish to convey Alma’s story without the translation of her quotes. A summary in English accompanies the story.
Si alguna vez has estado en el edificio Unión, seguramente te has topado a Alma, la señora de limpieza quien con una sonrisa te da los buenos días. Pero, ¿quién es Alma? ¿Cuál es su historia?
Alma Consuelo García Hernández, de 65 años de edad, nació en Ciudad Juárez, y es la segunda de nueve hermanos. Tras sufrir una vida de escasez y necesidad, al finalizar su tercer año de primaria, Alma se vio forzada a dejar la escuela para poder ayudar a sus padres a cuidar de sus hermanos menores, mientras ellos salían a trabajar.
No fue hasta aproximadamente los 18 años, que Alma decido cruzar sin papeles a los Estados Unidos con la esperanza de comenzar una mejor vida.
“Al principio era difícil porque estaba sola aquí y no me gustaba”, dijo García. “Y ya después, dije, ‘Este es mi lugar y aquí me voy a quedar’’.
García vivió con una familia por un par de años, trabajando como niñera. Pero una vez quedando embarazada de su primer hijo, Julio Cesar García, consiguió refugio para ella y su hijo en el Programa de Vivienda Pública, en donde les dieron la bienvenida a sus dos hijas, Elizabeth y Alejandra García.
“Al principio cuando mi primer hijo nació dije, ‘Él tiene derecho a ser ciudadano, a no batallar lo que yo he batallado’’’, dijo García. “Después dije, ‘Mi hijo no merece estar solo, merece una hermanita’. Y sorpresa, nació mi otra hija. A partir de entonces, como quería un mejor futuro para ellos decidí quedarme. Estoy contenta, feliz”.
García y sus tres hijos vivieron una vida modesta en el programa de vivienda por 20 años, hasta que su hijo y dos hijas tuvieron edad de poder trabajar. No fue hasta que Julio Cesar cumplió los 21 años, que García pudo conseguir la residencia. Siete años después, la ciudadanía americana y las cosas empezaron a mejorar.
“Estoy muy feliz, porque salimos de ‘housing’’’, dijo García. “No somos ricos, no tenemos mucho, pero cada quien tiene su casa, mi hija se va a casar, ella va a tener su casa. O sea que si pudimos. Ellos sí pudieron y se logró lo que yo quería para ellos”.
Durante siete años, Alma se expuso a tratamientos de radiación contra el cáncer de mama y a una cirugía para retirar el tumor. A pesar de lo desgastante del tratamiento, García reconoce que la vida se acomodó para que ella pudiera vencer el cáncer.
“Yo no le tengo miedo al cáncer, Dios decide, a mí eso no me asusta”, dice García. “Me lo detectaron a tiempo, Dios sabe la hora y el tiempo”.
Hace un año, desafortunadamente Julio Cesar falleció en un trágico accidente, sumando a los pesares de Alma, tras la muerte de sus padres.
“Tuve tres hijos, pero hace casi un año mi hijo murió en un accidente. Es muy difícil. Mi hijo fue excelente, padre, hijo y hermano”, dijo García.
A pesar de los obstáculos que la vida le ha puesto a Alma García en su camino, como la muerte de seres queridos y problemas de salud, siempre se le puede encontrar con una sonrisa en el rostro y lista para platicar con quien sea.
Alma lleva 11 años trabajando en UTEP con el personal de limpieza y cuenta que es el trabajo en el que más contenta ha estado.
“Me encanta, me fascina, nunca soñé estar aquí”, dijo García. “Mi hija me estaba buscando trabajos y me dijo ‘Mira ma, este trabajo es para ti’’’, dijo García. “Estoy muy contenta, por eso sigo aquí. Todos aquí son excelentes personas, desde el de arriba hasta el de abajo, todos nos tratan bien”.
Sin duda Alma demuestra que, a pesar de los momentos difíciles, siempre hay algo o alguien que nos sonríe. Para Alma, su sonrisa viene de sus nietos y de sus dos hijas que la llenan de orgullo y de satisfacción, haciéndole ver que sus esfuerzos han valido la pena. Y como bien Alma dice, “La vida nos da de todo”.
Briefly in English
Alma Consuelo García Hernández, 65, born in Ciudad Juárez, is the second of nine siblings and a familar face you might see on campus.
Garcia lived with a family for a couple of years, working as a nanny. But once she got pregnant with her first child, Julio Cesar Garcia, she found refuge for her small family in a public housing program.
For seven years, Alma underwent radiation treatment against breast cancer and surgery to remove the tumor. Despite how exhausting the treatment was, Garcia knows her state of mind helped her win the battle against cancer.
Atop her cancer struggles, her son Julio Cesar died in a tragic accident, adding to Alma’s struggles and grief especially, after the death of her parents.
Despite the hard obstacles life has thrown her way, one can always find her with a smile on her face and ready to greet anyone walking through the Union Building.
Alma has been working with UTEP for 11 years with Union Services Custodian Staff and says this job has helped her become the happiest.
For Alma, her smile comes from her grandchildren and two daughters who make her proud and satisfied, making her realize all her efforts have been worth it.
Just like Alma says, “Life gives us a little bit of everything.”
Maria L. Guerrero Duran is the web and copy editor and may be reached at [email protected]