El fin de semana pasado viajé a visitar a mi familia en Chihuahua, México. Crucé la frontera y tomé un carro colectivo que me llevó hasta mi casa. Después de haber tenido una semana muy larga, me quedé dormida todo el camino, con mi teléfono en silencio.
Desperté casi llegando a Chihuahua y vi que tenía mensajes y llamadas perdidas de mis familiares. Le llamé a mi mamá y estaba en un llanto incontrolable, “¿Dónde estás? ¿Estás bien?”
Luego me llamó mi hermano y agresivamente me reclamó por no contestar el teléfono, ya que estaba preocupado porque mi mamá le había llamado muchas veces.
Yo simplemente respondí diciendo, “Me quedé dormida todo el camino”.
Después, cuando llegué a mi casa, mi mamá me abrazó, “Me preocupaste mucho, estaba muy asustada. No vuelvas a hacer eso. ¿Qué no ves cómo están las cosas?”
Yo me quedé pensando, “¿Cómo están las cosas en México?”
México se encuentra en un estado de emergencia en cuanto a los feminicidios — el asesinato de mujeres por su género.
Según los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) de México, 10 mujeres al día son asesinadas y una de ellas es menor de edad. En el primer mes de este año, se registraron 73 feminicidios.
En febrero, estos números siguieron aumentando y ocurrió el caso de la niña menor de siete años, Fátima Cecilia Aldrighett Antón. Según el reporte de BBC News, la menor despareció el 11 de febrero afuera de su escuela. El 15 de febrero su cuerpo sin vida apareció con huellas de violación y tortura dentro de un costal envuelto con una bolsa de plástico, a menos de cinco kilómetros de su escuela.
Otro caso que se dio a conocer e indignó al pueblo mexicano fue el de Ingrid Escamilla, una joven de 25 años que perdió la vida en manos de con quien sostenía una relación sentimental. Acorde a reportes de Los Angeles Times, Escamilla fue encontrada muerta en su apartamento, aparentemente apuñalada hasta la muerte. Su cuerpo había sido parcialmente despellejado y algunos órganos removidos.
Estos dos casos dieron pie a que el problema que se está viviendo en México se diera a conocer nacional e internacionalmente. Las redes sociales se llenaron de publicaciones, fotos y comentarios, creando varios hashtags como, #NiUnaMas, #YoSiTeCreo, #JusticiaParaIngrid, #JusticiaParaFatima y #JusticiaParaTodas.
De la misma forma creando un movimiento feminista en las calles de Mexico que demanda justicia por estas dos muertes y las miles más que se suman a los números rojos del país.
Mis respetos a todas esas personas que deciden salir a las calles a exigir justicia para las mujeres. Tal vez no es la mejor solución y posiblemente no va a cambiar nada, pero el pueblo y las mujeres tienen derecho a ser escuchados.
Se invitó al pueblo mexicano al movimiento #UnDiaSinMujeres y #ElNueveNadieSeMueve, que se llevará a cabo el 9 de marzo, llamando a las mujeres a no participar en ninguna actividad ese día. La protesta tiene el fin de demostrar el impacto económico y social que tiene la perdida de mujeres en México. Si mujeres no pueden participar, pueden usar una prenda morada para demostrar su apoyo al movimiento. Me partió el corazón y me enojó ver cómo contactos que tenía en redes sociales justificaban estas atrocidades. Por ejemplo, en el caso de Escamilla, con frases como, “Tal vez ella se lo buscó”.
¿Quién se busca una muerte tan horrible? Nada justifica lo que ella y miles de mujeres han sufrido por el hecho de ser mujeres.
México es un país con una cultura machista muy marcada. No podemos negarlo, crecimos así. Este es un problema que está muy adentro en la cultura mexicana, desgraciadamente. En algún momento, todos, incluyendo hombres y LGBQT+, hemos sufrido por este sistema.
En una sociedad opresora todos corremos riesgo. Todos tenemos que poner de nuestra parte para ir cambiando esa cultura y cambiar la historia de un país tan bello como es mi México, nuestro México.
Siempre escuchamos la frase, “La educación comienza en casa”. Y es muy cierta, pero si crecimos en una casa donde el machismo es visto sin problema alguno, ¿Cómo vamos a actuar cuando una situación se presente? No creo que esto ayude mucho. Hay dos opciones, ser la víctima o el victimario.
Claro que los mexicanos debemos demandar a nuestro gobierno que proteja al pueblo. Que se le dé seguimiento a los casos abiertos, que los agresores sean procesados con todo el peso de la ley.
Sin embargo, hay que hacer conciencia que esta no es una lucha de mujeres en contra de los hombres. Esto es una lucha por cambiar estereotipos, por erradicar las tradiciones machistas, por darle valor a las personas sin importar su sexo o género.
Espero que las personas entiendan que el feminismo es un movimiento que nos involucra a todos. Que cada persona tiene que poner de su parte. Que tenemos que aprender a convivir como sociedad y respetarnos unos a los otros. No es una cosa que vamos a cambiar de un día a otro, menos cuando por siglos se nos ha inculcado una cultura machista.
Me identifico como una mujer feminista, no puedo hablar por ninguna otra mujer porque cada persona ha vivido experiencias diferentes. No odio a los hombres, al contrario, me hace feliz tenerlos en mi vida. Lo que sí odio y trabajo día a día por eliminar son las ideas y cultura en la que hemos sido sometidos todos — la que presenta a la mujer como una figura frágil, sin empoderamiento y libertad.
Tenemos que aprender, poner de nuestra parte y respetar a los demás para seguir avanzando y así crear una sociedad donde todos seamos valorados.
Maria Ramos puede ser contactada a través de [email protected]